Principios del diseño de interiores
El diseño interior es el proceso de modificar la forma en que se experimenta el interior del espacio mediante la manipulación de volumen y superficies. Obviamente la mayoría de los que se enfrentan a un proyecto de decoración o reforma no tienen una formación específica en diseño, sino ideas mas o menos claras sobre conceptos que les atraen o los que están acostumbrados.
Cuando queremos ejercer de diseñadores de un espacio debemos considerar la casa que lo contiene y el tema común que da coherencia al conjunto, no se trata de uniformar la casa con piezas decorativas comunes, sino crear un estilo general, bien con el uso de una paleta de colores acotada, o unos materiales preferidos.
El concepto principal para distribuir visualmente los elementos en un espacio es el de equilibrio. El equilibrio es fundamental para que las personas que vayan a habitar el espacio se sientan cómodas en el.
Ahora bien, este equilibrio puede conseguirse de varias formas, el equilibrio simétrico, presente en los interiores mas tradicionales, es donde veremos objetos agrupados en parejas, repetidos o colocados enfrentados según un eje de simetría vertical, como en las clásicas habitaciones con dos camas, dos mesillas y dos lámparas.
La otra opción es buscar un equilibrio asimétrico, este tipo de orden se consigue colocando objetos diferentes pero con un mismo peso visual para el espectador. Los interiores asimétricos son más dinámicos y desenfadados y encajan mejor en las tendencias de decoración mas modernas.
Otro concepto importante es el de punto focal.
El punto focal es el elemento que primero atrae la atención en una estancia, este punto de interés es muy importante, puesto que nos da el lugar desde donde emana el estilo del espacio. Este punto focal puede ser un cuadro, un sofá, una pared iluminada… realmente cualquier elemento puede convertirse en el punto de interés.
Un tercer concepto es el de ritmo, se trata de dar opciones a la mirada para que se desplace de un elemento a otro en el espacio.
El ritmo se logra mediante distintas estrategias, podemos utilizar la repetición (de un patrón, color, textura o cualquier otro elemento).
Otra estrategia es la de la progresión, que se trata de la modulación de una característica en un grupo de objetos, podemos hablar de variaciones en tamaño o matices de un mismo tono por ejemplo.
Una ultima estrategia para conseguir ritmo, y una de las mas utilizadas es el contraste, básicamente se trata de colocar elementos contrapuestos enfrentados, esta oposición puede ser por color, por tamaño o por diseño, como dos sillas ligeras enfrentadas a un sofá de grandes dimensiones.
En último lugar, pero no por ello menos importante están los detalles, todos esos complementos decorativos y toques personales que cierran el diseño de la estancia. La idea es que acompañen y resalten el concepto general de la estancia de forma sutil.